29.9.14

Flexibilizar ganancias

Germán Alarco
(Diario Uno, 26/9/2014, p.13)

Todo un conjunto de economistas sin evidencias legales ni estadísticas suficientes insisten en flexibilizar más el mercado laboral peruano. Son aliados de los principales gremios empresariales y tienen a favor a la mayor parte de los medios de comunicación. Esta flexibilización, en la lógica neoclásica y neoliberal, busca reducir los costos laborales y de esta forma -según ellos- promover la contratación de trabajadores, reduciendo la informalidad. Omiten que esta depende principalmente del nivel de actividad económica y que la informalidad resulta de la incapacidad estructural de incorporarlos y de políticas como la apreciación de la moneda nacional, entre otras, que afectan a toda la producción local. Soslayan también el rol de las expectativas de ganancias como factor central para explicar los niveles de inversión privada.

Keynes (1936) señaló que los niveles de inversión privada dependen de dos variables: los rendimientos esperados respecto del valor de la inversión (eficiencia marginal del capital) y de la tasa de interés. Asimismo, Kalecki (1954) demostró que si se retraen las decisiones de inversión se generan menos ganancias y como resultado se va a obtener un menor nivel de producción, ingresos y empleos. Lo anterior, debido al principio de demanda efectiva donde los propietarios ganan lo que consumen e invierten en bienes nacionales mientras que los asalariados e independientes gastan todo o casi todo lo que reciben.

Con estos elementos el futuro de la inversión privada y de la economía peruana para el mediano plazo no pinta bien. La expectativa de precios de casi todos los productos mineros hasta el 2025 es ligeramente depresiva y tanto las tasas de interés como el precio de los bienes de capital van hacia la alza. Si hay menos inversión en la minería habría también menos inversión en el resto de las actividades económicas. De esta forma, se tendría menos demanda y ganancias menores con los efectos macroeconómicos negativos consiguientes.

Es imprescindible dar un vuelco a estas circunstancias. No sólo se trata de reconocer que los retornos sobre el patrimonio son ahora equivalentes al 40% de los observados años atrás, que estos últimos por el momento no volverán y que deben sentirse cómodos con esas tasas de rendimiento aún altas en el futuro. Deben pensar más allá de la inversión en minería, construcción y comercio. El ajuste en la paridad cambiaria abre oportunidades en el mercado interno y externo. A los empresarios les corresponde romper el actual círculo vicioso al reconocer que la flexibilización laboral los perjudicaría al reducir el tamaño del mercado y que la desregulación no es una buena compañera. Es hora que despierten e inviertan por el bien de ellos y del país.

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