9.2.15

¿Profecías autocumplidas?

Germán Alarco
(Diario Uno, 6/2/2015, p.10  )

El modelo, la política económica, el desempeño actual y esperado de los mercados internacionales parecen conducir a la economía peruana en un sendero de cada vez menores tasas de crecimiento en el mediano plazo. La evidencia estadística anual de 2010 a la fecha es clara: 8.5%, 6.5%, 6%, 5.8% y alrededor de 2.5% en 2014. Sin embargo, afirmar como han señalado un conjunto de analistas que en 2015 se crecería igual o menos que en 2014 podría ser un exceso. Se ha dictado un conjunto de medidas económicas que debería generar un pequeño salto en la tasa de crecimiento del PBI este año. Lo anterior, no significa avalar estas políticas que, como en el caso de la reducción de impuestos, debilitan la capacidad de gasto del Estado en el largo plazo.

En 2015 se esperaría un crecimiento de alrededor de 4%. 2014 nos hereda una inercia entre 2 y 2.5% anual a la cual habría que agregar los impulsos y restar sus frenos. El primer impulso es la reducción del impuesto a la renta y de los selectivos al consumo de 0.8% del PBI que con su efecto multiplicador generaría un crecimiento alrededor a un punto porcentual del PBI, menor al que se hubiera producido a través del gasto (1.2). El segundo se refiere a la reducción del precio de los combustibles entre 0.3 y 0.5 puntos porcentuales del PBI. En tercer lugar, entre el inicio de los proyectos mineros y las grandes obras de infraestructura en asociaciones públicas privadas –también problemáticas- entre 0.2 y 0.4 puntos porcentuales del PBI.

Estos resultados podrían ser menores si se produce: una mayor caída en los precios de las exportaciones, una fuerte contracción de la inversión extranjera directa, salida de capitales por la reversión de la política monetaria en EE.UU, o si el mayor crecimiento de EE.UU. tiene reducidos encadenamientos externos. Por el lado interno, juegan en contra las inoportunas reducciones de la tasa de referencia de la política monetaria que debieron realizarse en 2014 y que ahora retroalimentarían a la baja las expectativas empresariales, mayor retracción de la inversión privada local y presiones inflacionarias que absorberían la demanda interna a través de elevar márgenes de ganancia.

A estas alturas del año cualquier resultado es posible. Llama la atención que la mayoría de quienes se han manifestado en que el crecimiento sería similar al de 2014 son de una línea más cercana a los empresarios. Esto es peligroso, ya que podrían tener más influencia en estos, generando profecías autocumplidas. Por otra parte, ojalá que detrás de esas proyecciones no haya manejo político, intentando obtener mayores prerrogativas ante un gobierno débil y sin rumbo, y acorralando a la sociedad en la dirección de que no hay otras alternativas frente a las que ellos proponen.

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