28.11.15

Retorno al Medioevo

Germán Alarco
(Diario Uno, 27/11/2015, p.10)

El decano de la prensa nacional presentó el proyecto Vía Expresa Sur que uniría la actual ruta rápida con la carretera Panamericana Sur. Lo titula, un nuevo zanjón al sur, aprovechando la buena imagen de su tramo principal construido en los años sesenta. Se trataría de un proyecto con una extensión de 4.6 kilómetros que reduciría tiempos de 40 a 5 minutos. Sin embargo, tiene el grave problema de corresponder a una ruta clave en plena ciudad cuyo uso se cobraría a los usuarios, a diferencia de su segmento principal sin peaje entre Barranco y el Cercado de Lima. Por otra parte, se debe señalar que en el reportaje nunca se mencionó que este es parte de la cartera de proyectos de la empresa constructora vinculada al grupo mediático.

No se conoce si este proyecto sería autofinanciado a partir de los peajes o cofinanciado que implicaría que el gobierno aporte también a su financiamiento (¿quién paga las expropiaciones?). Lo que es claro es que repite mucho de los problemas de los otros proyectos previos, por suerte suspendidos, como la Vía Expresa Javier Prado-Faucett y el Viaducto La Molina-Angamos. La Vía Expresa Sur al igual que las anteriores privatizan las opciones de movilizarse de manera rápida al interior de nuestra ciudad favoreciendo sólo a los que tienen recursos para pagar e ignorando a los que nos los tienen. Esta salida no contribuye a la creación de espacios y vías de comunicación públicas.

En otras ciudades estas vías privadas son una alternativa más rápida a otras existentes también razonables. Aquí en Lima con los dos proyectos previos se sustituían vialidades públicas por privadas sin opción razonable alguna para movilizarse de este a oeste de la ciudad. En este nuevo caso se extiende una vía pública previa de norte a sur sin sustituto alguno. Habría que discutir si esta privatización de vialidades públicas no es una violación del inciso once del artículo segundo de la Constitución Política relativo al derecho de transitar libremente por el territorio nacional. Asimismo, y como habíamos comentado anteriormente, la privatización nos conduciría hacia el medioevo cuando un ciudadano debía pagar por cruzar un puente o utilizar cualquier vía.

Los esbozos del proyecto de ingeniería de Vía Expresa Sur no se ven mal. Habría que revisar sus costos. Determinar su rentabilidad económica social, comparándola con otros proyectos viales alternativos urbanos. Luego se tendría que aplicar el comparador público privado para decidir si se debe ejecutar como obra pública o como asociación pública privada. Lo que nos queda claro es que no se deberían cobrar peajes. Asimismo, no se debe olvidar que en cualquier modalidad aumentaría el endeudamiento público que todos debemos de pagar a la corta o a la larga.

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