1.3.16

PETROPERÚ bajo ataque

Germán Alarco
(Diario Uno, 25/2/2016, p.10)

Los derrames de petróleo del Oleoducto Nor peruano en Chiriaco (ramal principal) y en Morona (ramal norte) son lamentables. Efectivamente, se han producido daños al ambiente a la par que se afectó las condiciones de vida de los pobladores cercanos. Para buena suerte, el volumen de petróleo derramado fue reducido. A la fecha, las rupturas han sido corregidas y la remediación está en proceso. Sin embargo, estos acontecimientos no sólo reflejan serios problemas en la actual administración de la petrolera estatal, sino que el tema está siendo utilizado políticamente para dañarla y afectar aún más la seguridad energética del país.

La administración actual de PETROPERÚ falló y sigue fallando. Reaccionó tarde y se ha quedado en la atención puntual de los problemas. Si uno ingresa a su página web sólo observará notas de prensa aisladas. Nada se ha dicho sobre el verdadero origen de los derrames, ¿de qué compañía fue el petróleo derramado? No se observó el despliegue de un protocolo de respuesta y remediación inmediata que debería ser explícito y comunicado a toda la Sociedad. ¿Cuáles son los sistemas de alerta a los pobladores locales?, ¿cómo participan? Nadie ha comentado sobre los seguros de daños a terceros que existen y cómo se está compensando a los afectados? Nadie conoce del programa de mantenimiento y de seguridad del oleoducto (¿qué falló?) y qué se está haciendo para evitar futuros problemas. ¿Cuál es la campaña en medios para recuperar la imagen de la empresa?

Sin minimizar los errores de la empresa no hay que pecar de inocentes. De un lado, están los poderes económicos y mediáticos que quieren que la empresa sea privatizada o que desaparezca. La campaña tiene años y se ha reavivado tanto por la oposición al proyecto de modernización de la Refinería de Talara como de las acusaciones iniciadas por el Banco Central de Reserva para echarle la culpa por la inflación. Del otro lado están los post extractivistas extremos que promueven el cese de las operaciones con hidrocarburos en la selva peruana en línea con lo planteado por Eduardo Gudynas. Una peligrosa confluencia.

Es bueno recordar que en los últimos años la mitad de los derrames no han sido accidentes: en uno hubo ruptura intencional del revestimiento termoprotector y en otro tres cortes de sierra. Sin oleoducto la producción de petróleo de 24,400 barriles diarios de la selva no es viable económicamente, la balanza comercial sería más negativa, se perderían empleos, se tendría un menor valor agregado alrededor del 0.5% del PBI nacional y 3.5% del PBI del sector manufactura de las refinerías locales. ¿Cree usted que bajaría el precio de los combustibles a los consumidores y aumentaría la seguridad energética del país? Las respuestas son obvias.

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