(Diario Uno, 15/10/2016, p.9)
Todo lo peor que podía pasarle a Petroperú está ocurriendo. Es una larga historia donde en lugar de avanzar se retrocede o se le lleva al borde del precipicio. La lista de enemigos es larga: gobierno, administradores, poderes económicos y mediáticos. A esta lista con razón se suman ahora algunas poblaciones locales afectadas por los derrames anteriores de otras empresas petroleras y del Oleoducto Nor Peruano (ONP); las mismas que son alentadas desafortunadamente por post-extractivistas radicales quienes no desean actividad petrolera en la selva. La correlación de fuerzas no ha cambiado: el MEF sigue en el sabotaje y las señales desde el MINEM no son alentadoras.
La selección del nuevo presidente de Petroperú fue negativa. En entrevista reciente, el empresario minero recordó que ya había sido miembro del Directorio pero de la época en que esta se desmembraba y miembro del comité para su privatización. Nos agradó su propuesta de establecer un programa con las poblaciones locales llamado Guardianes del Oleoducto, sobre la contratación de una empresa experta en la gestión de oleoductos y centralizar compras. Sin embargo, destacó su sesgo ideológico al anotar que había aprendido cuán ineficiente puede ser una empresa estatal. Mintió al señalar, o debe explicarlo, que el monto del Proyecto de Modernización de la Refinería de Talara (PMRT) es de US$ 4,800 millones más IGV cuando es de US$ 3,500 millones incluyendo US$ 800 del sector privado. También dijo una mentira a medias cuando comentó que la planilla del personal aumentó en 43% cuando esto fue una regularización de personal temporal y contratado que llevaba años trabajando para la empresa.
La campaña en contra de Petroperú es intensa. Se sigue sin difundir el origen de la mayor parte de los derrames del ONP. Se repiten los errores relativos al monto de inversión del PMRT. Se dice que este proyecto sigue desfinanciado; lo cual es cierto luego que venció el contrato inicial con el estructurador financiero y cambiaron las condiciones del mercado internacional hace años. No se dice que los mayores sobrecostos se debieron a los atrasos del gobierno. Tampoco que la vulneración del buen gobierno corporativo al no designar directores, abandonar y sabotearlos desde la Junta General de Accionistas ocurrió en 2012 y se eliminó la estabilidad de los directores en diciembre de 2013.
El MEF pareciera haber eliminado la opción de emitir bonos por US$ 1,000 millones que serían la aportación imprescindible de cualquier accionista para el PMRT y como compensación a los daños históricos. Todos estamos de acuerdo que no se debe gastar un dólar más de lo programado en ese proyecto, pero promover irresponsablemente su suspensión inmediata sería un problema legal y económico de grandes magnitudes.
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