(Diario Uno, 22/8/2015, p.10)
Hace un mes el Ministro de la Producción publicó un interesante artículo sobre los requerimientos para el crecimiento en nuestro país. En este se planteaba la necesidad de construir un camino propio hacia el desarrollo sobre la base de diversos motores: minería, manufactura, agroexportación, sector servicios, entre otros. Se anotaba que a veces lo más productivo es exportar recursos naturales y en otras es darles valor agregado. Se terminaba señalando que el éxito requiere visión de largo plazo, voluntad política y perseverancia.
Las críticas en general han sido constructivas. Simplemente se ha ampliado la lista de sectores a desarrollar incluyendo el turismo, la necesidad de considerar a las actividades para el mercado interno, enfatizar en las pequeñas empresas, entre otros. Sin embargo, todos podemos coincidir en la necesidad de diversificar la estructura productiva, pero ¿cómo llevar a cabo esta transición? y, ¿se puede hacer desde la situación actual?
De partida el reto es enorme ya que actualmente se tiene un entorno económico complejo tanto por factores internos como internacionales. Se requiere de nuevos actores empresariales que tengan la capacidad de innovar, invertir y esperar retornos para más adelante, frente a la perspectiva financiera cortoplacista donde sólo se buscan altos rendimientos inmediatos. ¿Dónde están esos empresarios schumpeterianos? Por otra parte, se necesita una difícil mezcla de visión de largo plazo, planeamiento y capacidad de gestión desde el Estado, luego de casi tres décadas de destrucción y abandono. La institucionalidad tradicional no es suficiente. La fórmula que contenga la dosis exacta de un mayor y mejor Estado, los incentivos y señales del mercado que permitan atraer inversionistas y generar nuevas sinergias en provecho de ellos y del país es compleja.
Hay problemas institucionales y varios nudos difíciles por desatar, destacando entre estos: el cambiario, financiero, de infraestructura y distributivo. Se necesita de un tipo de cambio real alto para que se promuevan exportaciones, se proteja e incentive la producción para el mercado doméstico, pero se nos ha hecho adictos a las divisas extranjeras. Se requiere de recursos financieros y tasas de interés activas más bajas para las Mypimes pero el gobierno desaprovecha a Cofide, al Banco de la Nación y no se atreve a actuar con más decisión en estos mercados. No se asume el reto de la infraestructura con perspectiva de largo plazo, se desaprovechan los recursos públicos y no se establecen mejoras accesibles para todos. Por último, se debe reiterar la importancia de mejorar la distribución del ingreso para activar mercados domésticos, la producción y de esta forma contribuir a la mejora de la productividad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario