(Diario Uno, 1/7/2016, p.10)
PPK está en pleno proceso de selección del equipo ministerial que lo acompañará entre 2016-2021. Es un tema importante que debería en primer lugar estar guiado por la redefinición de su estrategia y prioridades, los cambios que pretende en la estructura del Poder Ejecutivo y después seleccionar a las personas con el perfil para cumplir con las tareas encomendadas considerando esta coyuntura política particular. Uno de estos puestos claves es el de Ministro de Trabajo. Desafortunadamente, circula el nombre de un candidato, relievado por el decano de la prensa nacional, que sería peligroso para la legitimidad y gobernabilidad del país. Se trata del director ejecutivo de un think tank local que está a favor de la desregulación del mercado de trabajo y enemigo de la remuneración mínima vital (RMV). Su selección rompería de manera inmediata la relación con los trabajadores y sería el acicate perfecto para enturbiar la vinculación con la Sociedad que propuso el politólogo Alberto Vergara.
Aquí alguna de sus declaraciones en el decano de la prensa nacional tres semanas atrás: el tema central es la libertad para contratar y descontratar; la RMV solo genera desempleo y transición hacia la informalidad. Aún esta semana ese poder mediático y económico afirmó, atribuyéndose la defensoría de todos los peruanos, que la reforma laboral no debe ser rehuida por razones políticas. En realidad, hay razones económicas para oponerse a una reforma en la dirección a la que ellos propugnan.
Ni el decano de la prensa nacional ni el especialista en mención conocen de la realidad del mercado laboral. Todos sabemos de la gran facilidad que existe para desprenderse de un trabajador ya que la mayor parte estamos bajo regímenes de contratación temporal o especiales. Por otra parte, sería interesante que revisaran la participación de los sueldos y salarios en el PBI del Perú en perspectiva internacional comparada, incluyendo prestaciones sociales, para darnos cuenta que nos encontramos por debajo de los estándares y que todo el discurso de los costos o sobrecostos laborales es una narrativa poco sustentada.
Hay que recordar que las remuneraciones no sólo son un costo de producción sino fuente de demanda interna. Que la informalidad se explica más por razones estructurales que las tributarias o laborales. Que la teoría neoclásica de los salarios basada en la productividad marginal del trabajo es una elucubración formal sin sentido pero repetida por muchos. Que los salarios y la negociación colectiva sí importan positivamente para la distribución y el crecimiento económico. En fin, hay que confiar en la capacidad y compromisos de PPK y cruzar dedos para que no caiga, como en el actual gobierno, bajo influencias peligrosas de su Consejo de Ministros.
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