Germán Alarco
(Diario Uno, 30/7/2016, p.9)
Creo que somos parte de un grupo numeroso de peruanos que estuvimos haciendo una cuenta regresiva al gobierno pasado. No es el momento de hacer un balance, pero el resultado está entre lo mediocre y malo, con algunas excepciones relativas a algunos programas específicos como Beca 18, Tambos, fortalecimiento del Servicio Industrial de la Marina, entre otros. Un tema donde el desempeño fue muy negativo es el relativo a la relación del mandatario del Estado con su Consejo de Ministros (CM). El presidente se sometió a este a la par de que muchos de sus ministros defendían explícita o implícitamente intereses contrarios al bienestar público. Una doble captura en cascada. Al respecto, es importante recordar a las nuevas autoridades cual es el alcance de esta instancia a partir de la Constitución Política y la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo (LOPE).
Los artículos 125 y 126 de la Constitución son muy claros. Sólo se someten al CM los proyectos de ley que se somete al Congreso, los decretos legislativos y los decretos de urgencia que dicta el Presidente de la República. No se incluyen otros tipos de normas legales como los decretos supremos (DS) u otros. Asimismo, las decisiones en el CM son por mayoría simple, no por unanimidad. Sobre el tema hay que recordar los bochornosos episodios en que utilizando el argumento del CM el presidente Ollanta Humala (OH) señaló que no podía aumentar la remuneración mínima vital que se establece a través de un DS, cuando no quiso avanzar en el establecimiento de límites a la propiedad agrícola en la costa o cuando no se propuso la norma para la evaluación ex ante de concentraciones y fusiones para fortalecer a Indecopi, bloqueadas por parte de su gabinete en respuesta a intereses pro empresariales.
De igual forma se señala que en el CM se delibera sobre asuntos de interés público que se establezcan en la Constitución y la ley. Asimismo, en el artículo 16 de la LOPE se agrega que tiene como atribuciones la coordinación y la evaluación de la política general del gobierno, las nacionales, sectoriales y multisectoriales; a la par de promover el desarrollo y bienestar de la población. Aquí un mandato claro para no olvidar.
PPK fue elegido por la confluencia de votos de los ciudadanos a favor de la democracia. Sus propuestas, en particular las económicas, no fueron un tema que orientó las decisiones de los electores. Al contrario, muchos lo hicieron a pesar de estas. Sobre esta realidad se debe diseñar e implantar medidas que satisfagan a la mayoría de los ciudadanos. No cabe espacio alguno para posturas con contenido ideológico neoliberal ni menos que favorezcan a intereses particulares. Confiamos, por la trayectoria y solvencia de PPK, que no se reproduzcan las malas prácticas del pasado.
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