17.7.14

La desaceleración es peor de lo que piensas

Juan Mendoza

El dato del crecimiento del PBI de mayo del INEI confirma la marcada desaceleración de la economía peruana. En efecto, entre enero y mayo la economía ha crecido 3.6%, muy por debajo de los estimados del MEF y del BCR y del grueso de analistas y opinólogos de tan solo hace unas cuantas semanas. Peor aún, la evolución del PBI desestacionalizado sugiere que la desaceleración está ganando impulso y que es altamente improbable que la tasa de crecimiento del 2014 esté por encima del 4%. En particular, se observa un punto de inflexión en la tendencia del PBI en el último trimestre del 2013. A partir de entonces todos los componentes de la demanda agregada vienen contrayéndose. Destacan las caídas de la inversión privada y las exportaciones primarias, la manufactura y la construcción. Por ejemplo, las importaciones de bienes de capital han caído 13% en mayo.



¿Qué nos depara junio y la segunda mitad del año?Utilizando el indicador coincidente desarrollado por mi colega Bruno Seminario podemos inferir que el PBI en junio crecerá menos de 2% y que la tasa de crecimiento del segundo trimestre rondará el 1.7%. Este indicador es un índice de variables de comercio exterior, ventas gravadas de la SUNAT, despachos de cemento, para mencionar algunas, que tiene una correlación histórica de 0.98 con el PBI desde el 2003. La ventaja es que los datos que componen el indicador están disponibles antes que los datos oficiales del PBI y son más sencillos de pronosticar.

Si suponemos que junio marcará el piso de la caída en la demanda agregada y que la recuperación de la economía será similar a la de recuperaciones anteriores, las tasas de crecimiento del tercer y cuarto trimestres serán de 1.9% y 2%, y la tasa de crecimiento del 2014 será de alrededor de 2.5%. Este estimado es optimista pues asumeuna expansión de 15% en la producción de cobre durante el segundo semestre como consecuencia de Toromocho y la reactivación de la inversión pública. Crecer más rápido en el segundo semestre requerirá un accionar más agresivo del MEF y del BCR.

La esperanza de las autoridades económicas está puesta en la rápida expansión de la minería. Pero hay nubarrones para el 2015.  En primer lugar, la desaceleración dejará como secuela un incremento en la cartera pesada del sistema financiero debido al alto crecimiento del crédito de los últimos años. En segundo lugar, es altamente probable que aumenten las tasas de interés en el mundo por la recuperación de Estados Unidos y Europa. Finalmente, todavía está pendiente si el Niño ocurrirá y que tan fuerte será.

La desaceleración tiene su origen en la caída de los precios de los metales y en la anodina respuesta de la política económica, en particular del Ministerio de Economía. No es novedad que la política fiscal sea pro-cíclica en nuestro país, pero sí llama la atención la anomia del MEF habida cuenta que los efectos negativos de los menores precios sobre el canon y la actividad económica eran enteramente previsibles. Las últimas medidas anunciadas con respecto a la eliminación de trámites, la revisión de las deudas tributarias y la reducción de la tasa de referencia en 25 puntos básicos no tendrán impacto apreciable sobre el PBI porque no atacan el problema: la reducción del gasto privado en la economía.

Las mayores inversiones mineras, por supuesto bienvenidas, aumentarán nuestra vulnerabilidad externa. Es necesario un rediseño radical de la política económica para contar con mejores estabilizadores cuando caigan los precios de nuestras exportaciones. Ejemplos incluyen evitar el crecimiento exagerado del crédito mediante mayores provisiones contra-cíclicas, transferencias a las regiones que pierden canon, y un monitoreo cercano del mecanismo de transmisión de cambios en la tasa de referencia. Pero, sobre todo, es fundamental revisar la priorización de la inversión pública. ¿Cómo es posible que asignemos miles de millones de dólares a proyectos de dudosa rentabilidad como la refinería de Talara y el Gaseoducto del Sur cuando la ampliación del Jorge Chávez y la construcción del nuevo aeropuerto del Cuzco tienen años esperando?

2 comentarios:

  1. Creo que al margen de las obras que pueda hacer el gobierno, deberíamos concentrarnos en levantar algunas de las barreras, trabas y sobrecostos que afectan a las empresas en la contratación de personal y ejecución de nuevos proyectos. Lo pesadas que son las normas laborales ciertamente infla el costo de tener personal, lo que impide que muchas pequeñas y medianas empresas se animen a tomar ciertas oportunidades.

    Aparte tenemos a la Sunafil cayéndole a palos a las empresas, ya no solo a Sunat (sin contar a otros reguladores que les encanta cobrar multas gigantes por el más ridículo incumplimiento). El motor del crecimiento es privado, no público, y deberíamos comenzar por dejarlo trabajar.

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  2. Coincido con las sugerencias de Yamil, pero aunque las leyes respectivas entraran ahora mismo a consideración del Congreso, no tendrían efecto en el corto plazo al cual se refiere la nota comentada. Los factores de corto plazo igual desacelerarían la economía si todas esas reformas ya estuviesen en vigor. Aunque las inversiones fuesen consiguientemente más grandes, esos factores las deprimirían de todas maneras. ¿Es posible evitar las fluctuaciones de la economía? ¿Es deseable? ¿Cuáles son los medios adecuados? No para esta desaceleración sino para la próxima, ¿se podría acumular y luego usar un amplio fondo anti-cíclico a la chilena? ¿O ampliar el margen del BCRP para comprar deuda gubernamental con reservas cuando las circunstancias lo exijan?

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