9.3.15

¿El centro radical?

Germán Alarco

(Diario Uno, 6/3/2015, p.10)

Entre bombos y platillos el pasado fin de semana el director periodístico del decano de la prensa nacional se presentó junto a sus nuevos editores. Fue una entrevista donde destacó las características de su gestión y la línea editorial. Se presentó a los 8 nuevos editores donde hay dos economistas y dos abogados. En la entrevista se resaltó que habría más análisis con perspectiva. Se reiteró que el diario aspira a mantener una línea editorial liberal comprometida tanto con las libertades económicas, como con las sociales y políticas. Se utilizó la frase: El centro radical para autodefinirse siguiendo a la revista The Economist.

Es difícil aceptar que la línea económica de este grupo mediático se ubique en el centro. La agenda actual de reducir el Estado, flexibilizar el mercado de trabajo y desregular los mercados son parte de una postura extrema alejada de los padres del liberalismo económico como Adam Smith y David Ricardo. Para el primero de estos autores el objetivo de la economía política era procurar un Estado rico y un pueblo con bienestar. Con salarios más altos se trabaja más y con mayor ánimo; también mejora la dotación de capital que incrementa la productividad de la economía. La apertura comercial promovida por Ricardo fue con el objetivo de mantener bajos los bienes salario, ya que su aumento beneficiaba a los rentistas y afectaba negativamente a las ganancias.

El decano de la prensa nacional parte de la teoría neoclásica retomando elementos de vertientes más recientes como el monetarismo, ofertismo, expectativas racionales, entre otras. Ignoran u olvidan las limitaciones de estas escuelas. Para ellos sólo interesa el lado de la oferta, se olvidan de la demanda. Aún en el análisis microeconómico parten radicalmente el mundo por el lado del consumidor como si fuera independiente de la producción. La oferta crea su propia demanda eliminando irrealistamente las posibilidades de crisis de subconsumo o de sobreproducción. El dinero sólo sirve para transacciones o su demanda es estable a lo largo del tiempo, olvidándose que previa y en las crisis predomina el motivo precaución que conduce a la deflación y hace inservible la política monetaria anticíclica.

Suponen una macroeconomía basada en muchos mercados de bienes y servicios que operan en competencia perfecta, mientras que en la realidad domina la competencia imperfecta. Priorizan ajustes en precios que en cantidades. Asumen una teoría de la distribución basada en la productividad marginal con fuertes objeciones de fondo y forma. De partida y como conclusión la intervención estatal es inútil. En fin, si el decano quiere trabajar en serio debe comenzar a revisar los supuestos, modelos y las recomendaciones de libro de texto a las que nos tiene acostumbrados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario