Germán Alarco
(Diario Uno, 9/6/2017, p.18)
En el diario Perú 21, hermano menor del decano de la prensa nacional, están nerviosos. A mediados de la semana publicaron una encuesta sobre el perfil ideológico de los peruanos que no les gustó. Resulta que entre 2014 y 2017 el centro ha perdido participación de 58.1% al 36.4% de la población; los liberales sólo han crecido de 4.8% al 6.4%; los conservadores de 2.5% al 3.8%; mientras que los progresistas han aumentado de 3.2% a 7.6% y los autoritarios han aumentado su cuota de 31.4% al 45.8%. De partida, esto último asustaría a cualquiera, pero al revisar los criterios de clasificación y las interrogantes específicas nos damos cuenta que en general en lugar de asustarnos deberían alentarnos.
El error principal de la encuesta está en su caracterización de lo autoritario. Para ellos, en esa concepción el Estado rige sobre todas o casi todas las cuestiones, anteponiendo siempre el bien común al individual. La pequeña gran omisión de esta definición es que esta modalidad de ejercicio de autoridad impone la voluntad de quien ejerce el poder en ausencia de un consenso construido de forma participativa (Wikipedia). Sus verdaderos sinónimos son gobierno absoluto, autocracia, despotismo, dictadura y fascismo que nada tienen que ver con el bien común. Otra cuestión relevante es que el autor de esta encuesta fue David Nolan, ultraliberal libertario, que antes denominó al autoritarismo como populismo y comunitarismo.
Si bien la tipología es errónea, los resultados de las preguntas concretas reflejarían que la ideología de los peruanos (con base a 1023 encuestas en el ámbito urbano y rural) se ubicaría más en el centro y en algunos casos a la izquierda desde la perspectiva de un liberal. Por ejemplo, el 81% señala que el Estado debe promover y proteger la identidad nacional, la cultura y el idioma que son propios de su nación. El 81% de la población sostiene que se deben imponer entre estrictas limitaciones y promover con incentivos las energías limpias frente al deterioro del medio ambiente. ¿Qué de malo o de autoritario tienen esas respuestas? O que el 40% de la población plantee que los ricos deberían pagar más impuestos para aumentar prestaciones y servicios del Estado.
Hay otras respuestas interesantes que reflejarían un nuevo consenso económico social post-fujimorista. Hay que promover la seguridad para todos en balance con los derechos individuales. Que las pensiones de jubilación deben estar garantizadas por el Estado, con un modelo mixto público y privado. Que el Estado elimine y reduzca la desigualdad y pobreza en la sociedad. Que la legislación laboral proteja relativamente a los trabajadores. Que el Estado gestione centros de salud y garantice el acceso universal con algún tipo de financiamiento público. Enhorabuena por estos resultados.
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