7.8.14

¿Cómo crecer al 8% anualmente?

Germán Alarco

Revista Ideele, N° 241 agosto 2014

Normalmente a los críticos del actual modelo y gestión económica se les acusa de ser enemigos del crecimiento económico. Están totalmente equivocados, ya que una mayoría insiste en que la economía debe seguir creciendo, pero en armonía con el medio ambiente, con la sociedad y para un horizonte de largo plazo. Negar las virtudes del crecimiento económico sería ignorar su impacto positivo en la generación de empleo e ingresos para toda la población y en todo un conjunto de otras variables económicas. Asimismo, alcanzar progresivamente mayores niveles de ingreso sostenible, armonioso y más equitativo puede lograrse más fácilmente en momentos en que la economía crece más respecto de otras circunstancias en que crece menos, en épocas de estancamiento o crisis.

El ideal de crecer mejor es una pretensión universal y que encuentra espacio en las teorías sobre la libertad, el desarrollo humano y la sostenibilidad. No es un objetivo localista, aunque en cada momento y lugar se establecen denominaciones y variantes asociadas a un conjunto de enfoques, historia y correlaciones particulares. En el Perú es necesario retomar el esfuerzo de integrar una visión articulada de país con la de las diferentes regiones que lo conforman. A diferencia de algunas economías desarrolladas que no lo necesitan, aquí parece más claro que se requiere de un proyecto nacional explícito, que partiendo de la realidad transparente nuestras vocaciones y destino. Desafortunadamente, el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (CEPLAN) creado para coadyuvar a esta perspectiva no juega rol alguno en este gobierno.

La estrategia económica actual que enfatiza en la extracción de materias primas, la construcción y los servicios no parece conducir a buen puerto. La economía cada vez crece menos respecto de lo ocurrido años atrás. Las autoridades han reconocido el problema con mucha tardanza. Su diagnóstico y las recomendaciones de política están desenfocadas, respondiendo a los intereses de los grupos de poder económico y mediático. La desaceleración se resuelve, según ellos, con menos tramitología, menos regulación ambiental y reduciendo costos laborales.

Estos grupos obtuvieron en 2013 muchas ventajas, incluyendo una nueva ley de expropiación anticonstitucional. Ahora se procesan otras medidas a su favor y siguen insistiendo en más desregulación. El gobierno está en definitiva capturado y acorralado por éstos, aunque carece de una visión integradora y homogénea. Dentro de este se habla de la diversificación productiva (en realidad exportadora) pero el titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) insiste en la vieja estrategia de crecer con base a los sectores extractivos y a las asociaciones públicas privadas (APPs). A pesar de todo lo anterior, las nuevas medidas económicas al igual que las anteriores serían entre inútiles o marginales para resolver el problema de desaceleración que enfrenta la economía peruana.

Estrategia agotada

Con independencia de si nos referimos al crecimiento del PBI con base 1994 o 2007 la economía crece menos desde 2010 a la fecha. Entre 8.5% y 9% anual al inicio de ese periodo hemos pasado al 4% anual en el primer trimestre del 2014. El crecimiento está a la mitad de antes. Para el cierre del año, tanto el MEF como el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), han reducido sus proyecciones hasta ubicarlas en 5.5%. El Banco Mundial, en su último reporte de junio, proyecta un crecimiento del 4% para la economía peruana mientras que otro banco de inversión internacional señala una tasa del 4.2%, por debajo de nuestras proyecciones de alrededor del 4.4% en abril de este año.

La primera explicación de este menor crecimiento se encuentra en el desempeño negativo del sector externo. En los primeros cuatro meses del año la balanza comercial fue deficitaria. Las exportaciones en dólares corrientes han caído hasta abril en 10.9% y las importaciones en 1.6% con respecto al mismo periodo del año anterior. En términos reales, las exportaciones son similares a las del mismo periodo de 2013 reflejando que la caída en la demanda viene desde afuera por menores precios internacionales. En mayo se agravó la caída incluyendo a un segmento de las exportaciones no tradicionales. Si bien ahora las importaciones decrecen, antes hubo una importante filtración de demanda interna hacia el exterior cuando las importaciones reales aumentaron 24% en 2010 y tuvieron tasas muy superiores al crecimiento del PBI en 2011 y 2012 de 9.8% y 10.4% respectivamente.

La caída del tipo de cambio real como resultado de la política del BCRP es el origen de este fenómeno que también afecta negativamente a las exportaciones no tradicionales y a todos los productores nacionales que enfrentan la competencia externa. Asimismo, la reducción progresiva del programa de adquisición de bonos (tapering) de la Reserva Federal norteamericana (FED) es un factor que ha promovido la salida de capitales de corto plazo. La cuenta corriente de la balanza de pagos tuvo en el primer trimestre un déficit equivalente al 6% del PBI, mientras que el estándar internacional máximo es del 4%, financiado por la entrada de capitales de largo plazo y los errores y omisiones (2.3% del PBI) que corresponden a buena parte de los ingresos de la minería ilegal, el narcotráfico, la repatriación de capitales, el contrabando, las operaciones externas de la delincuencia organizada y el lavado de dinero.

Llama la atención que el menor crecimiento económico se produjo en circunstancias en que la inversión privada y la inversión bruta fija aumentó su participación en el producto con un record histórico en 2013, sólo superados por los niveles totales observados en 1981-1982 y 1957. Estos niveles records de la inversión privada se produjeron precisamente cuando los grupos de poder económico y mediático señalaron que el gobierno realizó una serie de acciones (mismas que detallaremos más adelante) que afectaron las expectativas empresariales. En 2013 la inversión bruta fija fue 27.3% del PBI respecto de 25.1% en 2010. De esta forma, el menor crecimiento no puede ser explicado por menores niveles de inversión, ya que estos aumentan en los últimos años como proporción del producto. Sólo en primer trimestre de 2014 hubo una ligera reducción en su participación respecto del PBI.

Sin embargo, debe señalarse que como resultado de la caída de los precios de las exportaciones de materias primas, la inversión extranjera directa y los créditos de largo plazo asociados se han reducido significativamente generando un menor crecimiento en la inversión privada en general. Por otra parte, como resultado de la mayor propensión a importar y la menor propensión a consumir se han reducido los encadenamientos e impactos de estas variables sobre la demanda y la producción. Entre 2010 y 2013 la propensión a importar ha pasado de 21.6% a 23.1% del PBI. Por este factor se perdió 1.3 y 1.5 puntos porcentuales del PBI en 2012 y 2013. La reconcentración del ingreso a favor del excedente de explotación en contra de la participación de las remuneraciones en el producto también ha contribuido a la desaceleración. Esta reduce la propensión a consumir promedio, el consumo privado y la demanda. Si se mantiene la participación a niveles de 2010, entre 2011 y 2013 se habría perdido potencial de crecimiento por 0.8, 1.3 y 1.2 puntos porcentuales del PBI respectivamente.

Placebos inútiles y peligrosos

A pesar de que la información estadística en diciembre de 2012 era clara en mostrar una fuerte caída en la demanda externa y por consiguiente de las exportaciones, los grupos de poder señalaron en coro que la desaceleración se debió a la pérdida de confianza empresarial que redundó en una caída de la inversión privada. La equivocada iniciativa del Ejecutivo de rescatar a REPSOL, la norma sobre la comida saludable y otras excusas menores, fueron los pretextos para acorralar al gobierno que entró a su juego. Las encuestas empresariales del BCRP y otras privadas fueron útiles después para confirmar estos argumentos falaces.

A partir de ahí se implantaron todo un conjunto de medidas para dizque facilitar la inversión privada, sin cambio alguno que acompañara una razonable simplificación de trámites. Se pudo reemplazar menos tiempo para los trámites por más recursos presupuestales, técnicos y humanos, pero no se hizo. Se redujeron los plazos y procesos para los análisis ambientales y los procedimientos para la certificación de ausencia de restos arqueológicos que fueron sus principales blancos. También se asignó nuevas funciones a INDECOPI para sancionar funcionarios públicos que retrasaran las decisiones del sector privado, distrayéndolo de sus funciones principales y se aprobó, entre otras, una nueva ley de expropiaciones a todas luces anticonstitucional que añadió causales por encima de lo anotado en la Carta Magna, consideró como beneficiarios a la APPs, otorgó 69 declaraciones a proyectos específicos sin mayor análisis y vulneró el derecho a la defensa de las personas afectadas. Mientras tanto, a pesar de todo esto, la economía continuó desacelerándose.

En 2014 la tramitología medio ambiental, el ordenamiento territorial y la zonificación económica-ecológica, todos los organismos reguladores sectoriales incluido INDECOPI, OEFA y SUNAFIL son los principales enemigos de la inversión privada. En cuanto a los reguladores, en algunos casos se reduce a la mitad la magnitud de sus multas, en otros se dispone que orienten a los infractores en lugar de sancionarlos y para todos se eliminan los ingresos por multas como ingresos propios, eliminando los incentivos a fiscalizar. También se elimina la capitalización de los intereses a las personas naturales y jurídicas con deudas tributarias entre 1998 y 2005, negándose el gobierno a informar quienes serían los beneficiados con el nuevo régimen. Se otorga estabilidad tributaria entre 12 a 15 años a nuevos proyectos extractivos grandes y medianos, entre otras normas. Ya han anunciado que van por más, ya que pretenden flexibilizar la ley de seguridad en el trabajo para reducir los “sobrecostos laborales”. Asimismo, disminuir las atribuciones de las municipalidades para promover la instalación masiva de antenas de recepción-envió de señales para celulares. No tienen límite, lo quieren todo para ellos y menos Estado para todos.

Integrando el rompecabezas

Es poco probable que todas estas medidas logren el objetivo deseado. Están desenfocadas. El problema principal es de reducción de la demanda e ingresos y se está actuando por el lado de la oferta. La caída en la demanda externa, la elevada propensión a importar, los mayores niveles de concentración y desigualdad, el aumento de la relación capital/producto y la reducción del multiplicador de los componentes exógenos de la demanda no se resuelven con las medidas económicas que se vienen implantando desde 2013 a la fecha. Asimismo, se olvida que la inversión privada orientada a los sectores extractivos no va a reaccionar positivamente hasta en tanto se recupere la demanda y los precios externos. Sin un mejor escenario para la economía internacional los impactos serían entre inútiles y marginales.

Este diagnóstico de corto plazo elude el fenómeno de la trampa de ingresos medios que parece comenzar a estar presente en la economía peruana. Omite la presencia significativa de la enfermedad holandesa que afecta a los sectores exportadores no sujetos al auge y a toda la producción local competitiva de las importaciones. Tampoco discutimos, como lo hemos hecho en otra oportunidad, si el modelo genera desarrollo sostenible cuando los temas ambientales están en un lugar secundario de la agenda o cuando nadie se preocupa de la reposición de reservas probadas de los minerales e hidrocarburos que se extraen. Ni se comenta las fuerzas centrífugas del crecimiento asociadas a la elevada heterogeneidad estructural y  la reducida generación de empleos de calidad.

Hay que hacer frente a los problemas de corto plazo con una perspectiva de mediano y largo plazo. Para esto se requiere concretar una visión colectiva de país orientada a que mantengamos nuestro alto dinamismo económico mejorando continuamente la competitividad y los eslabonamientos productivos para elevar las condiciones de vida de toda la población, erradicar la pobreza, crear oportunidades de desarrollo integral y reducir las desigualdades que dividen a los peruanos. Se debe diversificar la estructura productiva y aprovechar el potencial de nuestro territorio megadiverso agregando mayor procesamiento y contenido tecnológico a nuestros productos con respeto al medio ambiente y a las comunidades; minimizando la huella ecológica y considerando siempre a las generaciones futuras (CEPLAN, 2012). El detalle de los programas concretos rebasa los alcances de este artículo.

En el corto plazo el conjunto de medidas de política económica es más o menos obvio. Se requiere de un mayor crecimiento de la inversión pública a la par que se eleva el multiplicador del gasto al reducir la propensión a importar. La política monetaria anticíclica debe activarse evaluando de manera continua si surgen burbujas en los mercados de valores y activos y si se elevan los márgenes de comercialización y ganancia que generen presiones sobre los precios. Es indispensable elevar la remuneración mínima vital en 10%. Ya se han dado muchos argumentos al respecto y no debe olvidarse que esta aumentaría el PBI en alrededor del 0.7 puntos porcentuales en 2014. Conjuntamente con esto es necesario que el BCRP aplique una política de compra de divisas para que el tipo de cambio real sea progresivamente más alto. EL BCRP e INDECOPI deben estar atentos y trabajar conjuntamente.

¿Quiebre a la vista?

Desafortunadamente el fracaso de la estrategia gubernamental y de los grupos de poder estaría a la vista. La economía peruana no abandonaría el sendero de la desaceleración, que esperemos sea suave. Obviamente este escenario podría variar dependiendo principalmente de lo que ocurra en la economía internacional y en segundo término en el Perú. Por el lado externo, todavía las noticias cambian día a día entre positivas y negativas. La caída del 2.9% del PBI real de EE.UU. del primer trimestre de 2014 fue un baldazo de agua. Sin embargo, las noticias posteriores en cuanto a generación de empleo son positivas, aunque la manufactura norteamericana continúa con problemas. En el frente europeo la situación estuvo estacionariamente negativa, pero se prevé alguna mejora como resultado de la reducción de las tasas de interés del Banco Central Europeo en junio para limitar las presiones deflacionarias. En China y los países asiáticos no hay variaciones respecto del escenario previsto a mediados del semestre.

A pesar de que el panorama internacional a nivel agregado no se ve mal, las perspectivas en cuanto a la demanda y a los precios de nuestros productos de exportación no es positivo. Los expertos internacionales señalan que hay un problema de sobreoferta en el corto y mediano plazo con relación al cobre. Al respecto, la cartera de proyectos de inversión en el sector minero del Perú enfatiza en este producto, razón por la cual no se esperaría que estos proyectos se vayan a concretar en el corto plazo. La tendencia en cuanto al precio internacional del oro y la plata es descendente y no se avizora fenómeno alguno que vaya a modificarla. Una tendencia similar parece preverse para el hierro, plomo, zinc y el gas natural. En el caso de los productos no tradicionales el desempeño futuro de los productos agropecuarios es positivo, contrarrestado por la hasta ahora menor demanda de los textiles y confecciones, químicos, productos mineros no metálicos, productos sidero-metalúrgicos y joyería. Este panorama no es positivo para que se alienten nuevas decisiones de inversión vinculadas a todos estos productos ni para que se inicie la ejecución de los proyectos actualmente en cartera.

La otra apuesta del gobierno es por las APPs. Durante el primer semestre del año se ha concretado la asignación de dos proyectos emblemáticos: Línea 2 de Metro de la Ciudad de Lima y el Gasoducto del Sur Andino que totalizan un poco más de US$ 13,000 millones. También está el Proyecto de Modernización de la Refinería de Talara por US$ 3,500 millones, pero donde todavía no hay luces sobre el financiamiento integral del mismo, otras incertidumbres importantes y problemas pendientes sin resolver. Hay también diversos proyectos en el sector salud, educación y otros de menor cuantía. En cuanto a los dos primeros no hubo la transparencia necesaria, hay objeciones sobre los montos de inversión involucrados que se juzgan excesivos y sobre sus diseños técnicos. Sin embargo, es obvio que todos generarán derramas internas en las diversas regiones donde se ejecutarán y a nivel nacional. Aunque no se debe olvidar que los tres serán ejecutados por empresas internacionales, tienen elevado contenido importado y un periodo de implantación de alrededor de tres años. No discutimos aquí si los dos primeros proyectos podrían ser mejor ejecutados como inversión pública, los efectos distributivos, riesgos fiscales e impactos sobre el endeudamiento público al ser ejecutados bajo la modalidad de APPs.

El otro tema donde el gobierno ha realizado anuncios es la implantación de una estrategia de diversificación productiva. A finales de mayo presentó el Plan Nacional de Diversificación Productiva (PNDP) para consulta pública y en julio estuvo afinándolo para lanzarlo oficialmente. Probablemente este tema y el relativo a las APPs serían los ejes centrales del discurso de 28 de julio. Efectivamente el PNDP es un avance conceptual significativo. Sin embargo, llama la atención su desvinculación respecto del MEF. También falta su articulación respecto de otros temas y su desvinculación con la realidad. No sólo minimiza el rol de las empresas existentes sino que se olvida que los actuales niveles del tipo de cambio real y la política cambiaria contrarrestaría fácilmente los esfuerzos que se desplieguen. Se olvida también de la falta de perspectiva estratégica del Estado, de su desintegración y asimetría que no son buenos activos al proyecto. Se equivoca cuando todas las políticas son por el lado de la oferta, olvidándose de la demanda y la mejora de los ingresos de la población. En lo positivo, se prepararían muchos estudios relevantes pero no se esperaría impactos reales –si hay constancia- hasta el 2016.

Panorama social y político

Si la economía peruana no recupera las tasas de crecimiento anteriores se agudizarían las tensiones sociales y políticas. Los grupos de poder económico y mediático insistirán en más medidas que los beneficien con el argumento de que estas contribuyen al bienestar colectivo. Para ellos, todavía hay mucho por hacer desregulando la economía y reduciendo “sobrecostos” especialmente laborales y ambientales. Sin embargo, no se deben olvidar que muchas de estas medidas fortalecen el poder del gobierno nacional y reducen espacios para los regionales y locales. Intentan crear una nueva institucionalidad que afecta a la anterior. Ante esto, el gobierno intentaría mitigar los niveles de conflictividad a través mayores recursos para los programas sociales y/o acudir a un mayor control social. La puerta a un régimen más autoritario y represivo está más abierta que antes. La combinación entre pan y garrote dependerá de su capacidad de gestión y la disponibilidad de recursos públicos que podrían ser mellados en la medida que el gobierno fuera más concesivo con los grupos de poder. No obstante, hay muchos ejemplos internacionales donde hasta la disminución de las tasas del impuesto sobre la renta no han promovido mayores niveles de inversión privada y crecimiento económico. La reacción de parte de la Sociedad Civil, segmentos de la población organizada fuera de Lima, gobiernos regionales y locales y de los trabajadores en particular sería inevitable.

Otra vez más la economía y sociedad estarían en medio de una tormenta, quién sabe de qué magnitud, provocada por los grupos de poder económico y mediático cuyas pretensiones desequilibrarían por un gobierno sojuzgado a sus intereses el siempre frágil equilibrio de poderes en el país. Estamos al inicio de un sendero en que todos pierden y nadie gana. Ni más inversión privada, menor crecimiento, menores ganancias, menor aumento del empleo y de los ingresos, menor reducción de la pobreza, entre otros problemas. Hay que retomar el objetivo del crecimiento económico bajo una nueva perspectiva. Es poco probable que el gobierno nacional actual quiera o pueda liderar un cambio de este panorama. Transformar la estructura productiva y económica en un entorno de menor crecimiento o estancamiento es también más complejo y tampoco hay garantía de éxito. Por el momento, hay que contribuir a crear más conciencia de la realidad y actuar con los instrumentos que nos proporciona la democracia.


Ante este panorama es imprescindible procurar un nuevo balance que sin reducir la importancia estratégica de contar con mayores divisas otorgue más espacios al mercado interno. Se requiere más y un mejor Estado, no menos de acuerdo a lo que se vislumbra a nivel internacional. La dos últimas grandes crisis económicas internacionales en este siglo y el anterior son ejemplos en contra de la desregulación de los mercados. Se debe otorgar una mayor participación en la distribución de los ingresos a los perceptores de remuneraciones y a los ingresos de los independientes, de forma tal que se eleve el multiplicador del gasto tal como proponen los economistas postkeynesianos. Hay que procurar mayores espacios para los micro y pequeños empresarios de las regiones acompañando a los grandes productores. La mayor concentración y desigualdad no son buenos ingredientes para el crecimiento económico, mismo que ahora debe realizarse con respeto al medio ambiente y a las generaciones futuras. Todo esto es difícil, pero no una utopía. En los años cincuenta y sesenta del siglo pasado el mundo, incluido el Perú, caminó por este sendero. Sin embargo, a diferencia de esas épocas del capitalismo depredador ahora debe acompañarse por un gran énfasis en el medio ambiente y la sostenibilidad (4/7/2014).

No hay comentarios:

Publicar un comentario