El PBI se ha expandido en 4.25% en abril, la tasa más alta desde marzo de 2014. Esta es, por supuesto, una excelente noticia. El crecimiento económico acelerado es condición necesaria para reducir con rapidez la pobreza y alcanzar el desarrollo. Sin embargo, no todo es positivo. Hay un conjunto de razones por las cuales no deberíamos esperar tasas similares en los meses venideros a menos que se cambie radicalmente el rumbo de la política económica.
En primer término el grueso del crecimiento de abril está explicado por los sectores primarios. Así, de acuerdo al INEI, la expansión de la pesca en 154% y de la minería y los hidrocarburos en 9.25% explican 0.7% y 0.95% del dato de abril. Más aún, el crecimiento de la manufactura primaria, vinculada a pesca y minería, ha sido de 37.68% lo que ha permitido que el conjunto del sector manufacturero se expanda en 6.1%. En efecto, la manufactura ha contribuido en 0.87% a la variación en el PBI. En otras palabras, más de la mitad del crecimiento de abril (2.52%) está explicado por el efecto directo de los sectores primarios.
En segundo lugar la desaceleración está lejos de terminar para la economía no primaria. Si excluimos a la pesca, a la minería y la manufactura primaria, el resto de la economía viene creciendo a tasas anémicas. Los sectores vinculados a la demanda interna están básicamente paralizados. Peor todavía, algunas ramas productivas, como la agricultura, la construcción y la manufactura no primaria vienen cayendo -2.22%, -8.57%, y -5.5%.
En tercer lugar, está claro que la política económica, fiscal y monetaria, no han sido las adecuadas para enfrentar la desaceleración. En particular, la aceleración en la economía no tiene nada que ver con los paquetes fiscales del Ministerio de Economía y Finanzas ni con la expansión del crédito y la intervención cambiaria del Banco Central de Reserva. Por el contrario, en lugar de ayudar las políticas fiscal y monetaria han sido rémoras en la recuperación de la economía.
Por el lado de la política fiscal ha sido contraproducente que la INVERSIÓNpública haya estado en caída libre durante los primeros cuatro meses del año. El marasmo de la inversión pública ha restado puntos al crecimiento de abril. Así, por ejemplo, la contracción en la construcción es consecuencia, en parte, de la severa caída de 20.09% en el avance de obras públicas. De hecho, entre enero y abril el avance de obras públicas está en franco retroceso: -26.4%. Inexplicable resultado que no se puede achacar a la presencia de nuevas autoridades pues es tarea del MEF anticiparse a esta (absolutamente previsible) eventualidad y compensar la menor inversión pública sub-nacional con mayor inversión por parte del gobierno central.
Por el lado de la política monetaria la reducción de la tasa de referencia y la mayor liquidez en soles no ha servido para dinamizar la demanda interna. La razón es sencilla. La desaceleración no ha sido causada por falta de liquidez. Por lo tanto, proveer más liquidez no la va a arreglar. Asimismo, la reticencia del Banco Central a permitir una mayor depreciación del sol durante el 2013 y el 2014 está comenzando a pasar factura en la forma de exportaciones no tradicionales declinantes y una creciente brecha comercial. Así, luego de crecer 0.69% en enero, las exportaciones no tradicionales se han contraído en -4.77%, -11.97% y -19.18% en febrero, marzo y abril. La justificación de la intervención del BCRP es que, en una economía dolarizada como la nuestra, una rápida depreciación del sol puede originar inestabilidad financiera. Pero el costo de esta política es la pérdida de competitividad de nuestras exportaciones.
¿Cuánto del crecimiento va a persistir en lo que queda del año? La minería, con seguridad, va a seguir expandiéndose en el 2015 y 2016 por la puesta en marcha de diversos proyectos como Toromocho, Constancia y Las Bambas. Es razonable suponer, entonces, que el dinamismo minero aporte un punto porcentual a la tasa de crecimiento del presente año. Las perspectivas de la pesca dependen de la ampliación de la cuota la que a su vez será función de la severidad del fenómeno del Niño y de Produce. Siendo conservadores, entonces, es poco probable que la pesca pueda contribuir tanto como lo ha hecho en abril al crecimiento de los meses venideros. Un análisis similar aplica a la manufactura primaria vinculada a la actividad pesquera.
La gran incógnita para proyectar el PBI del 2015 es la política fiscal. Si el MEF hace lo que tiene que hacer, es decir reactivar de una buena vez la INVERSIÓNpública hay razones para el optimismo. Para esta reactivación pública no son necesarias facultades legislativas sino decisión política y capacidad de gestión. Así, en lugar de perder el tiempo en medidas de segunda importancia, urge que la política fiscal sea expansiva en esta etapa en que la economía crece por debajo de su potencial. Ayudaría, por supuesto, que el Banco Central permita una mayor apreciación del dólar. Bajo el supuesto que se observe este cambio de rumbo en la política económica es razonable que la economía recupere tasas de crecimiento mayores a 4% durante el segundo semestre.
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