Germán Alarco
(Diario Uno, 23/4/2016, p.9)
El pasado fin de semana nos resultaron extrañas las recomendaciones del subdirector periodístico del decano de la prensa nacional al candidato PPK. Le sugirió que no se diferenciara del fujimorismo y que no realizara acercamiento alguno al Frente Amplio. En un caso para no confrontarse con quienes tendría que negociar en el Congreso y por otra parte para evitar el rechazo de sus electores de la primera vuelta. Este se olvidó de que primero tiene que ganar diferenciándose, mostrándose superior a la opción fujimorista y que la tercera fuerza representa el 19% de los votos. Sin embargo, lo más insólito es que este poder no pierde oportunidad para tratar de imponer su agenda al país.
La agenda económica del decano insiste en apelar a la disciplina fiscal como concepto rector del manejo presupuestal, en la reducción de los sobrecostos y rigideces laborales, en promover la participación de privados en la prestación de los servicios de agua y desagüe y se rechaza el plan de diversificación productiva. No sólo están equivocados, sino que detrás de la privatización del agua pareciera que predominan intereses pecuniarios de su empresa vinculada que es la primera firma constructora nacional.
La disciplina fiscal a rajatabla nos conduce a la macroeconomía prekeynesiana de inicios del siglo XX en un contexto en que la demanda externa está en problemas. En estas circunstancias, la austeridad no nos llevaría a ninguna parte, aún cuando se redujeran los salarios reales aumentando en teoría los niveles de contratación, ya que no habría a quien venderle más. Al respecto, la recomendación aún de los macroeconomistas estándar sería la de acudir a la noción del déficit estructural que permite administrar los resultados fiscales positivos y negativos en una perspectiva de mediano plazo. Por otra parte, el argumento de los sobrecostos laborales se cae al comparar la reducida participación de los sueldos y salarios en el PBI respecto de lo que ocurre en otras economías del mismo nivel de ingresos. Es una ceguera absoluta seguir planteando que la diversificación productiva es irrelevante cuando los problemas de precios y de demanda de los sectores productores de materias primas son evidentes.
PPK no puede actuar como la candidata del pasado autocrático y de la corrupción, que ahora propone electoreramente que estaría dispuesta a renegociar los contratos del gas natural. Hasta ahora proporciona señales confusas. En positivo, aunque sin mayores precisiones, ha señalado que se requiere de una legislación antimonopolio, pero desafortunadamente al mismo tiempo ha planteado que mantendría al presidente del BCRP. Le recordamos que si quiere acceder al gobierno debe demostrar que gobernará a favor de todos y no para los grupos económicos y mediáticos.
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