Germán Alarco
(Diario Uno, 9/12/2916, p. 10)
La desregulación del mercado de trabajo no fue un tema del programa de la CADE 2016. El gobierno nunca lo mencionó pero circuló en la mente de muchos participantes impulsado por los grupos de poder económico y mediático. La regulación laboral conjuntamente con la tramitología, los impuestos y la acción de los antimineros son, según ellos, la causa de los reducidos niveles de inversión y del bajo crecimiento. El decano de la prensa nacional insistió que la reactivación será mucho más compleja si este “bloqueo” no es despejado. Para ellos, PPK debe olvidarse del compromiso de no afectar los derechos laborales, enfrentándolo de una vez y a la vista de todos. Insisten en el que problema por resolver es sólo social y político, no técnico.
La desregulación del mercado de trabajo no forma parte del portafolio de medidas de política económica pertinentes para aplicar en todas las teorías económicas. Esta se inscribe sólo en la lógica neoclásica que sirvió de base para los posteriores modelos monetaristas, ofertistas, nueva macroeconomía clásica, entre otros. No tiene que ver con los modelos keynesianos y postkeynesianos donde el trabajo no es sólo un costo de producción, sino fuente de ingresos, demanda y de producción. Para estos últimos economistas sería insensato procurar reducir la participación de los salarios en el producto, ya que con mercados externos achicándose, el único resultado sería disminuir las ventas afectando negativamente a los empresarios.
La escuela neoclásica está obsesionada con lo que ocurre en el mercado de trabajo a diferencia de lo que ocurre en los otros modelos macroeconómicos. Para los neoclásicos cualquier intervención o regulación estatal tiene efectos negativos. Por ejemplo, un salario mínimo por encima del equilibrio aumenta la oferta de trabajo, genera desempleo, reduce la demanda de trabajo y el nivel empleo. De ahí, las empresas producen menos generando un nivel de actividad económica más pequeño. La estructura está construida con base a sus premisas y es consistente con las recomendaciones. Para criticar este resultado hay que contrastarlo contra otros modelos y la realidad.
Para un modelo en la lógica de Keynes el primer mercado a analizar es el mercado monetario donde se determina la tasa de interés; de ahí se define los niveles de inversión, la demanda y luego la producción. Los niveles de empleo son un resultado del nivel de producción y no al revés como en el modelo neoclásico. Lo importante es el nivel de actividad económica mientras que los niveles de salario real son secundarios. La desregulación del mercado laboral no generaría más empleo sino todo lo contrario. Hay que oponerse a esta no sólo por argumentos sociales y políticos sino también por argumentos técnicos.
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