(Diario Uno, 28/11/2014, p. 9)
Ya se inició en el Congreso la discusión de las propuestas para reducir las tasas del impuesto a la renta de personas naturales y jurídicas. Ojalá no sean aprobadas, ya que tienen implicaciones serias para el corto y, más aún, para el largo plazo. No es cierto que sean eminentemente técnicas debido a que enfatizan en la reorientación del modelo económico a favor de las ganancias. No son neutras y tienen efectos redistributivos regresivos. Asimismo, la reducción de la tasa impositiva a favor de las personas y empresas de más altos ingresos va en contra de la tendencia observada a nivel internacional. Recientemente se elevaron en EE.UU., Francia, Chile y otras economías.
El enfoque detrás de estas medidas es eminentemente cortoplacista. En el caso de la reducción de las tasas impositivas aplicables a los estratos bajos y medios se trata de reactivar el consumo privado. En el caso de los estratos altos contribuir a incrementar las ganancias netas para promover la inversión privada. El objetivo general de la medida es liberar recursos del sector público hacia el privado con un costo fiscal estimado por el MEF de S/. 4,500 millones equivalentes a 0.8% del PBI. No es un monto irrelevante. Llama la atención que la propuesta ni siquiera aproveche el cuestionable enfoque ofertista que plantea que con menores tasas impositivas se recaudara más recursos a favor del Estado.
Lo único positivo de estas es la apertura del abanico de niveles y tasas aplicables a las personas naturales, ya que la progresividad actual era mínima tratando a las clases medias como ricos. Sin embargo, lo que procedía era elevar las tasas para los tramos altos. En la mayor parte de los miembros de la OCDE son entre 40 y 45%, con 50% en Austria y Bélgica. Por otra parte, más ingresos netos van a significar más importaciones y mayores presiones en la balanza de pagos, ya que la propensión a importar de estos estratos es más elevada. En el caso de los ricos, mayores ganancias no es garantía alguna para que inviertan más. Desafortunadamente, en el Perú la inversión se asocia más directamente a la evolución de los precios internacionales de las materias primas y la entrada de inversión extranjera directa.
La reducción de impuestos es una estrategia de mecha corta que puede explotar en las manos de este o el próximo gobierno. Lo obvio era ampliar el gasto utilizando parte de los ahorros del gobierno depositados en el BCRP. Las exigencias de gasto público, incluido el cuestionable programa de asociaciones públicas privadas son cuantiosas y crecientes. Este programa tiene mucho de populismo económico, redistribuyendo ingreso a favor de los ricos, minimizando riesgos fiscales y la restricción externa. Hay que releer a Dornbusch y Edwards como hace 25 años atrás.
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