12.9.16

Atracción fatal

Germán Alarco

(Diario Uno, 9/9/20161, p.10)

No me refiero a la película de Michael Douglas y Glenn Close de 1987. Se trata de comentar la obsesión peligrosa que tienen en el decano de la prensa nacional insistiendo que el gobierno debe desregular más el mercado de trabajo. Tienen como excusa que la regulación laboral afectaría el nivel de formalización de la economía. Ante esa necedad es relevante discutir por qué insisten en el tema, su lógica implícita y los problemas que provocaría. Una mayor desregulación del mercado de trabajo impactaría negativamente en las esferas económica, social y política dañando la gobernabilidad del país.

Es relevante discutir el contexto de las políticas de desregulación del mercado de trabajo. Esta es una de las propuestas neoliberales globales a partir de los años ochenta. Se trata de debilitar el peso de los trabajadores, las remuneraciones, la negociación colectiva y de los sindicatos que tenían en la época de oro del crecimiento económico capitalista entre los años cincuenta y parte de los setenta. En ese periodo se procuraba el equilibrio entre los ingresos y derechos que tenían los trabajadores y los empresarios. Ahora pretenden negar el mayor poder de los empresarios respecto de los trabajadores en la relación laboral y que requeriría el apoyo del Estado como contrapeso. Se olvidan de la larga y dura historia por la mejora de las condiciones laborales.

Las políticas de desregulación del mercado de trabajo comenzaron a aplicarse intensamente en el Perú desde los años noventa. Todos los regímenes de excepción sectoriales, a favor de las pequeñas empresas y de contratación temporal son un ejemplo de esto. Es absolutamente falso que sea difícil despedir a un trabajador en el Perú. Asimismo, se olvidan de la tendencia decreciente en la participación de la masa salarial en el PBI y sus menores niveles respecto de lo ocurrido aquí en los años sesenta, del promedio latinoamericano, y de los estándares de las economías desarrolladas.

Su lógica económica está equivocada ya que sólo ven a los trabajadores como un costo de producción y no como fuente de la demanda interna. Razonan a nivel microeconómico y no ven los efectos del comportamiento conjunto de los agentes económicos. No recuerdan que el mayor crecimiento económico se debió a las mejores condiciones de vida de los trabajadores. Ahora también se olvidan que desregular en momentos de menor crecimiento equivale a despedir trabajadores, reduciendo la masa salarial, la demanda y el producto. Omiten que la economía internacional está en problemas por lo que se requiere aumentar la importancia de los mercados internos. También ignoran que la desregulación laboral global generaría un estancamiento de la economía mundial: ¿quién compraría? Insisten en una propuesta suicida.

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