Los últimos paquetes reactivadores del Ministerio de Economía y Finanzas son más de lo mismo: un conjunto de medidas mal enfocadas, timoratas, y de dudosa efectividad. En efecto, el cuarto paquete reactivador, anunciado hace un par de semanas, consiste en el otorgamiento de aguinaldos y pagos extraordinarios para los servidores públicos y los beneficiarios de Juntos y Pensión 65, un modesto incremento en la ejecución de obras pequeñas de infraestructura, reducciones arancelarias y la promesa de menores trámites y permisos. El quinto paquete reactivador, anunciado apenas ayer, consiste en reducciones impositivas en el impuesto a la renta y el impuesto selectivo al consumo.
Los paquetes económicos del MEF están mal enfocados porque no atacan la raíz del problema: la reducción en la inversión privada. Ahora bien, la caída en la inversión privada tiene dos causas: la primera es la contracción en los términos de intercambio que experimenta nuestra economía desde inicios del 2013; la segunda es la paralización de la inversión minera desde 2011 debido a la suspensión de proyectos emblemáticos como el de Conga. Lo que hubiéramos necesitado este 2014, para compensar, el estancamiento en la inversión privada, es un agresivo crecimiento en la inversión pública. Sin embargo, de acuerdo a las últimas proyecciones del Banco Central de Reserva presentadas en el Reporte de Inflación, la inversión pública cerrará este año en neutro. No solo ello, durante la primera mitad del año la inversión pública se contrajo, en particular en las regiones y en los gobiernos locales, contribuyendo a la desaceleración de nuestra economía.
En lugar de apostar por aumentar de forma decidida la inversión pública, el gobierno ha perdido el tiempo en una serie de medidas de dudosa efectividad sobre la inversión privada y el crecimiento económico. Comencemos por analizar los aguinaldos y pagos extraordinarios del cuarto paquete reactivador. En la medida que estos pagos son transitorios y no permanentes, no debemos esperar un efecto positivo apreciable sobre el gasto privado. La razón es sencilla: las personas responden a cambios transitorios en su ingreso incrementando el ahorro o pagando deudas pero no aumentando el consumo. Este comportamiento es el que predice la teoría económica, así como multitud de evidencia empírica. Así, por ejemplo, las devoluciones impositivas extraordinarias en los Estados Unidos durante la administración del Presidente Bush y durante la presente administración del Presidente Obama no tuvieron efecto sobre el consumo privado. En nuestra propia economía, los aguinaldos extras por Fiestas Patrias no tuvieron este año, ni en ocasiones anteriores, impacto sobre la demanda agregada.
Si el MEF quisiera incrementar el gasto privado de manera efectiva debería aumentar las remuneraciones de los empleados públicos de forma permanente. Por ejemplo, se podría adelantar los aumentos remunerativos ya pactados con las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional, el Magisterio y los servidores del sector salud. En este caso, si sería razonable esperar un incremento en el consumo porque es muy diferente dar un incremento permanente en las remuneraciones que uno transitorio.
Las otras medidas del cuarto paquete reactivador son mucho menos efectivas y hasta contradictorias. Por ejemplo, el anuncio de la reducción arancelaria probablemente no se evaluó con detenimiento. Sin entrar a discutir si el drawback es una buena o mala idea, no veo la lógica de reducir este beneficio para los exportadores no tradicionales y esperar un efecto reactivador. Sobre la promesa de menores trámites y permisos no está claro que las nuevas medidas se hayan diseñado de forma adecuada. Por ejemplo, la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo ha advertido que, tal y como ha sido aprobado el cuarto paquete en la Comisión de Economía del Congreso, los Estudios de Impacto Ambiental podrían tener mayores retrasos porque si SENACE no recibe opiniones de otras entidades después de 45 días, como la ANA o Digesa, el trámite regresaría a fojas cero.
Pasando al anuncio de las menores tasas impositivas pienso que el efecto de corto plazo sobre la economía será nulo o marginal. En primer lugar porque, en el caso de los impuestos corporativos, se ha anunciado un cronograma de desgravación tributaria de cinco años cuando a este gobierno le queda menos de dos años. Así, el sector privado va a esperar con cautela que los vientos políticos se vayan aclarando en los meses que vienen para decidir si invierte más. En segundo lugar, el MEF ha anunciado incrementos en la tasa de impuesto a los dividendos. Me imagino que la intención ha sido estimular la reinversión de utilidades. Sin embargo, el efecto neto sobre la carga tributaria total del sector corporativo es básicamente cero. Me parece una buena medida para ayudar a la formalización la reducción en la tasa más baja del impuesto a la renta que pagan las personas naturales, pero este será un efecto de mediano o largo plazo que poco hará por ayudar a que la economía retorne a las tasas de crecimiento de años anteriores.
En suma, las últimas medidas fiscales no tendrán efecto apreciable sobre la inversión y el gasto privados. Con una política cambiaria que no ayuda al sector exportador, todo parece indicar que la economía continuará su lenta recuperación sin la ayuda del Ministerio de Economía o del Banco Central de Reserva.
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