Germán Alarco
(Diario Uno, 12/12/2015, p.9)
La semana pasada fue la CADE 2015. Al tratarse de un año
preelectoral una parte importante se dedicó a la presentación de las propuestas
de los 5 primeros candidatos de acuerdo a los tradicionales sondeos de opinión.
Los medios de difusión han comentado los principales contenidos de fondo y
hasta las anécdotas. Como en todo hay elementos positivos, por ejemplo un
candidato relievó la importancia del planeamiento estratégico y del CEPLAN. Sin
embargo, puede resultar interesante reseñar los temas clave que no fueron
mencionados o que fueron marginales. En la primera lista: reducción de las
desigualdades extremas, derechos laborales, seguridad energética, seguridad
alimentaria y economía campesina. En la segunda lista la diversificación
productiva y la reforma del Estado por mencionar algunos.
Al igual que los spots No te bajes el plan que los empresarios
están mostrando en la TV nacional, el proyecto económico de los cadeistas es
uno de pocos que se impone para todos. Un mundo para ellos ideal donde de un
lado están los empresarios (y los emprendedores) y del otro los trabajadores
que deben ser sumisos. El futuro sólo será positivo si es liderado por ellos.
Un mundo con derechos laborales mínimos al igual que la RMV. Una realidad donde
la elevada desigualdad no genera impacto negativo alguno sobre la demanda y el
PBI, no erosiona la cohesión social ni aumenta la violencia, ni afecta la
democracia aun cuando se someta al interés mercantil de unos cuantos.
Esta visión empresarial está un paso atrás de los manuales de
economía estándar donde se establece que el comportamiento individual no
siempre conduce al bienestar colectivo o público. Aquí en el Perú, hasta la
regulación ambiental, las normas de defensa a los trabajadores, a los
sindicatos y a los consumidores; la mejor regulación de las asociaciones
públicas privadas y la deuda pública, entre otras, son mal vistas. Mientras que
en casi todo el mundo existen límites a la concentración económica, aquí no interesan.
Las fusiones y absorciones son evaluadas sólo positivamente, sin considerar que
pueden afectar la calidad de los mercados, y por tanto los precios, al tener
estructuras menos competitivas.
Para ellos no hay problema alguno con exportar gas natural,
olvidándose que este es más barato por unidad de energía que los combustibles
que importamos, con lo que se podría reducir los sobrecostos de la economía
peruana entre 1.5% y 2% del PBI. Tampoco en inundar grandes territorios de la
selva para entregar energía al vecino. Los campesinos aportan a la seguridad
alimentaria. En fin, hay que pasar del análisis financiero al análisis
económico social. Las metodologías existen. Ojalá reflexionen, ya que en la
sociedad peruana todos importan, no sólo ellos.
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