29.11.16

Contradicciones Trump y Republicanos

Germán Alarco
(Diario Uno, 22/11/2016, p.10)

Llama la atención como muchas evaluaciones que se realizan desde el Perú difieren de las realizadas a nivel internacional. Aquí domina el optimismo exagerado. No habría problema alguno para nosotros ya que subirían el precio del oro y del resto de nuestros metales debido a que en EE.UU. se implantaría un programa de desarrollo de infraestructura y de producción de armamentos. Tampoco ocurriría algo grave por el anuncio de una política de deportación masiva de tres millones de inmigrantes que arrancaría cuando Trump asuma el gobierno. ¿Los peruanos estaremos blindados por la gracia divina?

Las conclusiones de estos analistas locales no tienen mucho asidero. De partida, si bien la inversión en infraestructura fue el primer tema mencionado por Trump al agradecer a los votantes por la victoria, no fue importante en la campaña. Asimismo, no mereció capítulo o sección alguna dentro de la Plataforma Republicana aprobada para la campaña presidencial. Este parecía más bien un anuncio para calmar a los inversionistas y dar un mensaje que agradaría a todos. Sin embargo, esta declaración no minimiza las severas inconsistencias que habría entre las propuestas del presidente electo y su partido político.

Tanto Trump como la plataforma Republicana plantean que se deben reducir los impuestos a los ingresos (de los trabajadores, sectores medios y ricos) y a las herencias. Asimismo, la Plataforma Republicana prioriza el tema de la reducción de los niveles de deuda pública de la economía norteamericana. Aquí tenemos un círculo que no se podría cerrar: mayor gasto público con menos ingresos (ya que hay que reducir el tamaño del Estado) y reducción de los niveles de deuda. La otra gran contradicción se refiere a la política comercial. Mientras el partido Republicano es aperturista, Trump plantea lo contrario. Ha propuesto aranceles del 45% para los productos chinos y 35% para los mexicanos para, según él, promover el regreso de las empresas a EE.UU.

No sólo el presidente electo y su partido tienen visiones contrapuestas, sino que estas son inconsistentes con la teoría económica estándar que utilizan. Por ejemplo, expulsar inmigrantes reduce la oferta de trabajo, disminuye los niveles de empleo y aumenta los salarios reales; lo cual reduciría los niveles de producción de las empresas en los EE.UU. Luego se elevarían las tasas de interés y aumentarían los precios. A este efecto se sumaría el impacto de los aranceles que generaría una pérdida de competitividad para los productos norteamericanos. Nuestros alegres futurólogos también se olvidan de los efectos negativos de estas políticas sobre China, México y el resto del mundo. Omiten que a la tendencia previa de estancamiento secular ahora hay que agregar mayor recesión e inestabilidad.

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