Germán Alarco
(Diario Uno, 13/1/2017, p.10)
Se trata de dos premios Nobel en Economía y un eminente sociólogo especialista en el análisis internacional y del sistema-mundo. Los tres acaban de publicar sus perspectivas sobre los posibles impactos de las políticas de Trump en diversos ámbitos. Aunque sus enfoques son diferentes hay una narrativa común relativa a que no solo habrá más incertidumbre que antes, sino que el futuro inmediato se ve entre gris y negro.
El enfoque de Krugman ahora es político. Señala que se requiere de una ceguera voluntaria para no ver el paralelismo entre el ascenso del fascismo de los años treinta del Siglo XX y la actual pesadilla política que significa Trump. También hay similitudes con una parte de la historia de la Roma antigua, cuando cayó la República Romana. La erosión de los cimientos democráticos se ha estado está dando durante décadas y no existe garantía de que se podrá recuperar por el dominio de intereses económicos particulares. Asimismo, las instituciones democráticas no protegen en contra de la tiranía cuando personas poderosas empiezan a desafiar las normas políticas.
Stiglitz denomina a su artículo como malas noticias para los trabajadores de EE.UU. Se destaca en primer lugar que las promesas y declaraciones de Trump sobre política económica han sido inconsistentes. La única forma para conciliar sus promesas de mayores gastos en infraestructura con los recortes de impuestos sería a través de la economía vudú. Si cumple sus promesas de desbaratar el Obamacare es probable que los costos por salubridad se eleven y se deterioren los servicios. La política para incentivar a que las empresas sigan operando en EE.UU es una puerta abierta a la búsqueda de subvenciones. El financiamiento de la infraestructura vía crédito fiscal puede tener un costo excesivamente alto con ganancias elevadas para los fondos especulativos. El nuevo secretario de del Tesoro trae la experiencia de la evasión fiscal y no a la construcción de un sistema bien diseñado. Más déficit impulsaría mayores alzas en las tasas de interés en la FED que destruirían los empleos generados a la par de que si concreta la guerra comercial el costo de vida de los estadounidenses aumentaría.
Para Wallerstein el 95% de las políticas que emprenderá Trump en su primer año en el cargo serán absolutamente terribles, peor de lo que se anticipa. Su estilo político no se corresponde con la realidad mundial donde no sólo Rusia y China importan, ni que estas naciones estén preparadas para retractarse en lo más mínimo de sus políticas actuales. Trump tiene una agenda interna contradictoria-conflictiva y una agenda externa con el peligro de que se utilice precipitadamente los instrumentos militares a su disposición. Wallerstein, como todos nosotros, confiamos en que esto último no ocurra.
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