Germán Alarco
(Diario Uno, 20/1/2017, p.9)
Muchos pensaban que el presidente electo de los EE.UU. se moderaría antes de asumir el mando. Esto no ocurrió. En las últimas semanas los conflictos fueron de mediana intensidad pero continuos. Las presiones mediante Twitter a las automotoras Ford, GM, Toyota y esta semana a BMW. Las acciones promovidas desde el Congreso contra el Obamacare sin tener una propuesta alternativa. Los intercambios con China no solo por temas comerciales sino por asuntos de soberanía delicados por su vínculo con lo militar. Los cruces de palabras con las autoridades europeas y de la UE. Sus desplantes contra México y su insistencia de que pagará por la ampliación y refuerzo del muro fronterizo; su prepotencia contra congresistas, periodistas y todo quien opine diferente a él, entre otros.
Trump continúa en campaña, ¿quién sabe por qué?, ¿hay alguna racionalidad o son puros impulsos sin autocontrol alguno? Si esto último es cierto hay que seguir preocupados ya que nada vislumbra de que cambié su modo de actuar luego de que tome el poder. Los frentes que ha abierto son numerosos y espinosos. Para buena suerte de todos ha bajado el tono, por el momento, con relación al tema migratorio para reducir tensiones internas, pero se alistan muchas manifestaciones en su contra. Su virtud, es un decir, se encuentra en la capacidad de congregar a sus opositores. Esta es una oportunidad que debemos aprovechar todos los países y organizaciones que nos veamos afectados. La unión hace la fuerza.
Jorge Castañeda (2017), ex Secretario de Relaciones Exteriores de México, nos recuerda que debemos aprovechar la institucionalidad nacional e internacional para enfrentarlo. En el tema de la expulsión de los migrantes propone que su gobierno asigne abundantes recursos a los consulados en EE.UU. para contratar más personal local, más abogados, más tiempo-aire en los medios para no aceptar la repatriación voluntaria; pelearla caso por caso en las audiencias y ante los juzgados de migración. En el caso del muro hay que recurrir a todas las herramientas legales, ambientales, políticas, sociales, culturales y regionales para detener su construcción. Hay que movilizar a las grandes comunidades binacionales de las ciudades fronterizas que actualmente coexisten armónicamente.
En los temas comerciales hay que apegarse a los textos de los acuerdos. Exigir la aplicación rigurosa de los procedimientos acordados y si fuera el caso renegociar sólo temas puntuales. Una reapertura general de los TLC frenaría el comercio y las inversiones internacionales. Hay que buscar aliados. La siguiente instancia sería aprovechar la institucionalidad de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para judicializar cada caso con las reglas actuales. Estas son nuestras líneas de defensa.
Muchos pensaban que el presidente electo de los EE.UU. se moderaría antes de asumir el mando. Esto no ocurrió. En las últimas semanas los conflictos fueron de mediana intensidad pero continuos. Las presiones mediante Twitter a las automotoras Ford, GM, Toyota y esta semana a BMW. Las acciones promovidas desde el Congreso contra el Obamacare sin tener una propuesta alternativa. Los intercambios con China no solo por temas comerciales sino por asuntos de soberanía delicados por su vínculo con lo militar. Los cruces de palabras con las autoridades europeas y de la UE. Sus desplantes contra México y su insistencia de que pagará por la ampliación y refuerzo del muro fronterizo; su prepotencia contra congresistas, periodistas y todo quien opine diferente a él, entre otros.
Trump continúa en campaña, ¿quién sabe por qué?, ¿hay alguna racionalidad o son puros impulsos sin autocontrol alguno? Si esto último es cierto hay que seguir preocupados ya que nada vislumbra de que cambié su modo de actuar luego de que tome el poder. Los frentes que ha abierto son numerosos y espinosos. Para buena suerte de todos ha bajado el tono, por el momento, con relación al tema migratorio para reducir tensiones internas, pero se alistan muchas manifestaciones en su contra. Su virtud, es un decir, se encuentra en la capacidad de congregar a sus opositores. Esta es una oportunidad que debemos aprovechar todos los países y organizaciones que nos veamos afectados. La unión hace la fuerza.
Jorge Castañeda (2017), ex Secretario de Relaciones Exteriores de México, nos recuerda que debemos aprovechar la institucionalidad nacional e internacional para enfrentarlo. En el tema de la expulsión de los migrantes propone que su gobierno asigne abundantes recursos a los consulados en EE.UU. para contratar más personal local, más abogados, más tiempo-aire en los medios para no aceptar la repatriación voluntaria; pelearla caso por caso en las audiencias y ante los juzgados de migración. En el caso del muro hay que recurrir a todas las herramientas legales, ambientales, políticas, sociales, culturales y regionales para detener su construcción. Hay que movilizar a las grandes comunidades binacionales de las ciudades fronterizas que actualmente coexisten armónicamente.
En los temas comerciales hay que apegarse a los textos de los acuerdos. Exigir la aplicación rigurosa de los procedimientos acordados y si fuera el caso renegociar sólo temas puntuales. Una reapertura general de los TLC frenaría el comercio y las inversiones internacionales. Hay que buscar aliados. La siguiente instancia sería aprovechar la institucionalidad de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para judicializar cada caso con las reglas actuales. Estas son nuestras líneas de defensa.
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