Germán Alarco
(Diario Uno, 1/12/2017, p. 10)
La semana pasada terminó la quinta ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Las noticias que se han filtrado a la prensa no son positivas. En clara amenaza, EE.UU. instó a que se produzca un progreso significativo en las negociaciones que permitan un acuerdo comercial reequilibrado. Al parecer, hubo entendimientos menores pero subsisten discrepancias mayores. Sobre el tema nada se dijo en la prensa peruana. Nuestras autoridades, los poderes económicos y mediáticos creen que estamos en otro mundo y que al Perú nada le puede ocurrir. Otro evento negativo en esas fechas fue la aprobación de la propuesta de reducción de impuestos en la Cámara Baja de Congreso norteamericano que podría generar una negativa burbuja financiera.
Las mayores exigencias estadounidenses son inaceptables. Solicita una cláusula de terminación automática cada cinco años si los tres países no acuerdan antes lo contrario. En segundo lugar, liquida el sistema de resolución de controversias trilateral por otro unilateral. En tercer lugar, exige que México sólo le pueda vender productos agropecuarios fuera de la temporada estadounidense. Por otra parte, para aceptar las exportaciones de vehículos y autopartes desde México se debe elevar su contenido estadounidense. Tanto los gobiernos de Canadá y México, las empresas involucradas y sus cámaras de comercio se oponen a estos puntos.
Según el diario El País, los escenarios sobre el PBI ante una ruptura del TLCAN van de moderados a graves. Si se rompe el acuerdo comercial México debería exportar sus productos de acuerdo a las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Bajo esa circunstancia los aranceles que tendrían que pagar serían alrededor del 3.5% respecto del 0% actual, aunque hay productos particulares como las pick ups que tienen aranceles del 25%. El impacto sobre la economía mexicana sería entre 0.5 y un punto porcentual de menor crecimiento del PBI. Sin embargo, si EE.UU. rompiera con el orden establecido por la OMC la caída del PBI mexicano podría ubicarse entre 2% y 3% en 2019 luego de la relocalización de plantas fuera de ese país. En este caso el orden comercial internacional podría resquebrajarse por los impactos y reacciones en cadena.
Es poco probable que EE.UU. establezca restricciones a las exportaciones de productos mineros de nuestro país, pero otra sería la circunstancia en el caso de algunos productos agropecuarios, los textiles y confecciones y otras manufacturas que consideren puedan afectar a los productores estadounidenses. Un ambiente comercial negativo abre las puertas a mayores barreras no arancelarias y prácticas como el dumping que en definitiva afectarían no sólo el comercio sino a la producción de muchas empresas locales.
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