En los últimos meses el Banco Central de Reserva (BCR) ha bajado la tasa de encaje en soles en repetidas oportunidades. La tasa de encaje es la proporción de los depósitos (ahorros) que los bancos no pueden prestar. Al bajar la tasa, se “liberan” recursos para que los bancos puedan prestar más. La pregunta es la siguiente: ¿Para qué lo hace?
En economía, la forma de evaluar una política pública es a través del análisis costo/beneficio, incluyendo tanto el corto como el largo plazo. El BCR toma esa medida porque asume que los beneficios son mayores que los costos; en la presentación del programa monetario de marzo de 2014, el BCR anunció que entre junio de 2013 y marzo de 2014 se inyectaron a la economía un total de 7933 millones de soles a los bancos, para que estos “tengan más para prestar”, es decir, para que puedan continuar el boom crediticio. El 30 de marzo anunció la otra reducción del encaje a 12%, con el objetivo de “liberar” 500 millones de soles más. En pocas palabras, más crédito.
El BCR señala que el objetivo es “impulsar el dinamismo de los créditos en soles”. La medida suena bien, sin embargo, como economistas estamos obligados a ver ambas caras de la moneda. Veamos. El mayor crédito en un entorno de desaceleración económica a lo mejor no colabora con la economía, sino que genera el terreno perfecto para la profundización de burbujas, como la posible burbuja existente en el mercado inmobiliario. Muchos soles son la receta perfecta para la especulación, con lo cual se mantiene el aumento en los precios de las viviendas. ¿Y existen tantos sujetos de crédito, como para que se siga liberando recursos a los bancos? No lo sé, pero recuerden que los bancos “tienen” que prestar, pues ese es el negocio y se me hace difícil pensar que sea cierto lo anterior. Los niveles de morosidad en tarjetas de crédito, el alto porcentaje de los ingresos mensuales destinado por las familias para el pago de deudas, me generan dudas.
Por lo demás, todo exceso de crédito ha traído problemas. Y para saber eso no es necesario ser economista. En eso la historia financiera mundial no admite dudas. Las burbujas aparecen en períodos de auge crediticio. Permiten un crecimiento no sostenible en el precio de algún activo, por lo general acciones y/o viviendas, durante un tiempo para luego colapsar y poner en riesgo al sistema financiero. ¿No entra acaso en riesgo el sistema financiero si la morosidad aumenta? Claro, cualquiera dirá, “lo que pasa es que el banco te quita la casa o el auto y con eso se cobra si no puedes pagar”. ¿Y qué hace un banco con una casa o u auto, si no es su giro y además si cada vez existen menos sujetos de crédito? Ciertamente si le preguntan a grupos interesados (inmobiliarias y bancos) dirán que no pasa nada. La clave está en verlo sin estar en ninguno de los dos lados; con objetividad ver lo positivo y lo negativo de cada medida.
Desde mi punto de vista, debemos ser más cautos ¿Cómo y por qué el aumento en el crédito no generan una aceleración del crecimiento, sino una mayor desaceleración, como lo muestran las cifras de enero? ¿Dónde se está yendo ese dinero? ¿No será a la especulación? ¿Por qué no revisamos las cifras de las crisis de Irlanda, España y Estados Unidos? ¿Cuánto crecía el crédito en los países mencionados antes del estallido de la burbuja? No se trata de alarmar a nadie, sino de “no acelerar el auto cuando podemos fundir el motor”. Es mejor manejar más lento y llegar bien, que pretender ir más rápido sin tener el auto preparado para ello.