5.1.15

Crecimiento económico exiguo y espurio

Jurgen Schuldt
2 de enero

Como ya lo adelantaran, aun cuando tardíamente, diversos analistas e incluso algunas autoridades del gobierno, el año recientemente transcurrido habríamos crecido apenas entre 2,5% y 3%. Tienen razón en sus adivinanzas, como mostraremos a continuación; en contraste con el rebuzno del 6% que profirieran optimistamente en diciembre del año 2013. Pero lo interesante no es ese resultado del magro desempeño, que aún tardarán en publicar el INEI y el BCR. Sí lo es la composición de los rubros de la demanda agregada que dieron lugar a ese escuálido crecimiento, así como a sus condiciones y a las consecuencias a las que llevarían de aquí en adelante.

El Cuadro 1 permite una aproximación cuantitativa tentativa para responder a esas cuestiones. Los datos presentados son los oficiales (Nota Semanal No. 49 del BCR, al 26 de diciembre) hasta el tercer trimestre de 2014 (Cuadro 82). El cuarto trimestre es un estimado grueso nuestro y, por tanto, también las cifras de las últimas tres columnas de la tabla que sigue. 

Cuadro 1. PBI por componente de la demanda, 2013-2014
(Miles de millones de soles de 2007)
NOTAS: A = Crecimiento de cada rubro (%); B y B*= participación de cada componente en el PBI (%).
FUENTE: BCRP (Cuadros históricos trimestrales y Nota Semanal No 49, diciembre 26, 2014: www.bcrp.gob.pe/docs/Estadisticas/Cuadros-Estadisticos/2014/cuadros-estadisticos-49-2014.pdf); excepto los datos del IV trimestre 2014 y, consecuentemente, los porcentajes de las columnas A y B.


Esa data del 2014 muestra cifras positivas de crecimiento del Consumo Privado CP (5,2%), del Consumo Público CG (8,6%) y de la acumulación de Inventarios IN (22,2%). En cambio, las demás componentes de la demanda agregada decrecieron: la Inversión Privada IP  (-2,6%) y la Pública IG (-6,9%), así como las Exportaciones X (-3,7%) y las Importaciones M de bienes y servicios (-0,1%).

Un aspecto clave para entender la coyuntura económica del año 2014 consiste en estimar la participación de cada componente de la demanda agregada para obtener la tasa de crecimiento del año pasado. Para hacerlo, ponderamos cada una por su tasa de crecimiento (multiplicando B* del año 2013 por A del 2014). En base a ello, observaremos que a esa cifra del crecimiento de 2,7% del PBI, se llega básicamente por la suma de los puntos porcentuales (p.p.) con los que contribuyó cada elemento: el Consumo Privado (3,2) y, en menor medida, el Consumo Público (1,0) y la acumulación de inventarios (0,4). De otra parte, restaron al crecimiento (en p.p.): la Inversión Privada (-0,6) y la Pública (-0,4), así como las Exportaciones (-0,9) e Importaciones (-0,03).

Hay tres aspectos que pueden llamar la atención en el Cuadro 1. En primer lugar, el aparentemente exagerado crecimiento del Consumo Privado, teniendo en cuenta que el Ingreso Personal Disponible (NS, Cuadro 84, ajustado por nosotros) apenas creció 3,6% (y el empleo urbano en sólo 2%). Por lo que el impresionante aumento se debe atribuir principalmente a la expansión del crédito de consumo de la banca al sector privado en 19% (NS, Cuadro 6, ajustado) y, en menor medida, a la reducción del ahorro personal durante este año y el del stock acumulado por las familias durante el trienio anterior. Con lo que la precariedad familiar ha aumentado, dado el débil soporte en los ahorros y, sobre todo, por el tremendo crecimiento del endeudamiento que ya está sobrepasando el crítico 30% de los ingresos familiares (aunque el BCRP considera que el límite crítico es del 50%). No sorprende, por tanto, el aumento de las moras en el caso de los créditos de consumo que ha alcanzado el 6%, cuando el “normal” oscilaba en torno al 2% a lo largo de la década pasada.  Téngase presente que el precio promedio del crédito se ubica cerca al 70% a 360 días en los centros comerciales, en que el promedio de todo el sistema marca un 95% para las tasas correspondientes a créditos de consumo (NS, Cuadro 22). Sumas astronómicas si se tiene en cuenta que el Índice de Precios al Consumidor aumentó 3,2% (en 2013 alcanzó el 2,86%). A ello se añade, dado que la devaluación del sol seguirá (respecto al US$ no sorprendería que llegue a 3.20 soles), las moras amenazarán a ese 44% del stock de créditos en dólares que el sector bancario ha dirigido al sector privado (NS, Cuadro 5B), lo que explica el crecimiento espurio de la economía, más que uno basado en sus “fundamentos”. 

Un segundo punto extraño es la tremenda expansión de los inventarios debida a dos factores. De una parte, porque, a pesar del elevado aumento del consumo familiar, el empresariado tenía expectativas mayores; y, de la otra, porque los importadores de bienes, insumos y maquinaria se adelantaron en sus compras en vista a las expectativas de la devaluación del sol respecto al US$.

El tercer aspecto que puede llamar la atención es que la diferencia entre las exportaciones y las importaciones de bienes y servicios (balanza en cuenta corriente) respecto al PBI sea de apenas 3%. Ello reside en el hecho de que las cifras del Cuadro subvalúan la brecha porque no consideran el impacto de los términos de intercambio. Por lo que, si tomamos los valores en US$ corrientes llegaremos a un déficit –insostenible a mediano plazo- del 5,5% del PBI, que es una cifra más realista, pero también más preocupante y que explica la presión que se viene ejerciendo sobre el tipo de cambio. El déficit de la Balanza de Pagos y la pérdida de RIN resultaron, además, del hecho que la cuenta de capitales no llegó a cubrir esa brecha. A este respecto, nótese que –si bien se devaluó el sol en 6%- el tipo de cambio real bilateral (respecto al US$) se ha revaluado en 3% (NS, Cuadro 44) y el multilateral real se devaluó apenas en 0,5% (NS, Cuadro 45).

Pasemos al presente año, en la ingenua esperanza de ganarle en sus pronósticos a los astrólogos y al SENAMHI. Para comenzar, dada la agonizante inversión, no sólo este año, sino desde hace tres, el producto potencial se ha reducido a tal grado que lo máximo al que podrá expandirse nuestro aparato productivo es al 5%. Presionar la demanda agregada más allá de esa tasa –lo que no debería sorprender  el año entrante, dado que el “ciclo político de la economía” ya ha comenzado tempranamente a gestarse- sólo se volcará sobre mayores niveles de inflación, la que el año entrante puede significar que aumente del actual 3,2% a 4 o 5%.

Para determinar la tasa de crecimiento del PBI en 2015, seguimos el mismo procedimiento adoptado para obtener el de 2014: multiplicamos la tajada que cada rubro alcanzó en el PBI del 2014 por un estimado de su crecimiento para el año que acaba de comenzar. Este último sería –para el 2015- del 4% para el Consumo Privado (CP), 6% para el Consumo Público (CG), 2,5% Inversión Privada (IP), 5% Inversión Pública (IP), cero cambio de inventarios, 1,5% de aumento de las exportaciones (X) y 0,5% de las importaciones (M) de bienes y servicios. De donde resulta que la economía crecería al 4% el año en curso(1). Podremos estar contentos si alcanzamos ese optimista 4% de crecimiento para este nuevo año, considerando lo que serían las principales amenazas que provienen de los frentes externo y, crecientemente, del doméstico. Recordemos que, mientras que hasta mayo del año 2014 la dinámica política y la gestión económica transitaban por cuerdas separadas. Pero, de ahí en adelante, se han ido ligando estrechamente entre sí, dominando cada vez más la primera sobre la segunda. Lo que responde al hecho que ciertos factores internos van pesando cada vez más que los externos, reforzado por el hecho que el “ciclo político de la economía” se ha iniciado tempranamente, tal como lo muestran las expansivas políticas fiscal y monetaria y que este año irán al galope. A lo que se añaden procesos sociopolíticos domésticos bien conocidos que siguen afectando a la determinante inversión privada, especialmente de la foránea: los resultados de las elecciones regionales de octubre, que se perciben como obstáculos a la inversión extractivista; el fraccionamiento de las fuerzas en el Congreso, que se ven como freno a las políticas de “reforma” del Ejecutivo, aparte de su falta de liderazgo; la inseguridad ciudadana; y demás.

Los elementos foráneos son bien conocidos, tales como la ralentización de las economías china y europea, así como la lenta recuperación estadounidense y la amenaza del fin del “tapering”, con la consecuente emigración de capitales y la de por sí alicaída evolución de nuestros principales productos de exportación. 

Notas:
(1) Enero 22, 2015: Coincidentemente, el FMI acaba de anunciar que su pronóstico del crecimiento económico del Perú para este año sólo sería del 4%, notoriamente menor a su estimado anterior (octubre 2014) del 5,1% (Fuente: El Comercio, ‘Portafolio”, p. B3)

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