6.7.15

Grecia hora cero

Germán Alarco
(Diario Uno, 3/7/2015, p.10)

Esta semana venció el plazo para el pago de 1,600 millones de euros al FMI. Sin embargo, todavía la situación sigue indefinida tanto por las negociaciones de último minuto como por el resultado del referéndum que se realizaría el próximo domingo. Hay todavía muchos escenarios en juego. Queda claro que este será un tema clave durante muchos meses por delante. La declaratoria formal de impago (default) del FMI tardaría un mes. Por otra parte, Grecia ha señalado que no estaría dispuesto a salir rápidamente del Eurogrupo, ejerciendo todas las acciones legales que sean posibles. El estatuto para ingresar al euro es claro, pero no existen reglas para la salida que es más bien voluntaria. Recién a mediados de julio se vencen unos compromisos con el Banco Central Europeo (BCE) que definirían la continuidad de los apoyos a la banca comercial helénica.

Obviamente las circunstancias anteriores convulsionarían a la economía internacional. Sin embargo, estos impactos serán más políticos que económicos y financieros globales. La posibilidad de que una economía pequeña (con un PBI de 240,000 millones de euros) salga del orden (o desorden) del sistema financiero internacional sería tipificada como una mala señal para los mercados. El ejemplo de Grecia podría cundir en otras economías pequeñas, o en otras medianas, como España. El contagio financiero real sería prácticamente inexistente ya que los titulares de la deuda son organismos financieros internacionales y gobiernos: Fondo de Rescate Europeo, Banco Central Alemán, BCE, FMI y bilaterales a gobiernos. La deuda con la banca privada internacional es casi inexistente luego de su rescate a partir de 2010.

Es cierto que la crisis generaría una depreciación del euro y una apreciación del dólar americano que impactaría marginalmente sobre las monedas latinoamericanas, incluida la peruana. Sin embargo, se impulsarían las exportaciones europeas y se elevaría el nivel de protección para los productores locales. Por el lado griego tendrían que regresar a una moneda nacional (Dracma) para atender las exigencias de su sistema financiero. La moneda nacional se depreciaría drásticamente respecto al euro, generando aumento de precios, caída de los salarios reales y del producto en el corto plazo. Sin embargo, es probable que domine en el mediano plazo un impacto expansivo por mayores ingresos por turismo y exportaciones, a la par que se disuelve el valor de mercado de sus deudas. El equilibrio fiscal vendría a la fuerza al no tener quien los financie.

La deuda griega es impagable y hay una corresponsabilidad clara. El ajuste será duro para Grecia pero habría luz al final del túnel. Por ahora, son un ejemplo de valor, soberanía y democracia. Hay muchas enseñanzas por comentar en otra oportunidad.

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